Un estudio halló el entierro en canoa más al sur del continente registrado hasta el día de hoy. Este descubrimiento arqueológico podría aportar evidencia sobre las prácticas funerarias de la zona. El trabajo fue publicado en PLoS ONE y liderado por el arqueólogo Alberto Enrique Pérez de la Universidad Católica de Temuco en Chile. Participó también José Luis Lanata, investigador del CONICET y director del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos del Cambio (IIDyPCa, CONICET - UNRN).
El descubrimiento de los restos ocurrió durante las excavaciones entre 2012 y 2015 en Newen Antug, ubicado en las afueras de San Martín de los Andes en el cerro Comandante Díaz, territorio en el cual habita la comunidad Mapuche Curruhuinca. Científicos y científicas trabajaron con ese material y hallaron evidencia de que estos restos se corresponden con el entierro en una canoa de una mujer joven hace 880 años, es decir, antes de la llegada de los españoles a América del Sur.
“Al principio no nos dimos cuenta de lo que vimos, porque era algo desconocido para la Argentina patagónica”, expresa Pérez. “Este hallazgo nos ha sorprendido gratamente”.
Newen Antug está aproximadamente a un kilómetro de un lago, “la locación de este hallazgo nos llevó a considerar que podría estar relacionado con la técnica de un entierro simbólico, que sirve al difunto/a en su viaje a la última morada de los muertos, ubicada más allá de un cuerpo de agua que debe cruzarse en un bote” comenta Lanata.
Aunque gran parte de la canoa (o wampo) se había descompuesto, pudieron recuperarse casi 600 fragmentos de madera, lo cual pudo determinar que la embarcación estaba hecha de cedro de Chile y que una parte estaba carbonizada. Esto constituye la primera prueba en Argentina referida a los relatos históricos de los pueblos originarios de la región que señalan que se hacían canoas quemando la madera interior.
“Las fuentes históricas refieren más a entierros en wampo o trolof [canoas de madera] entre hombres”, comenta Pérez. “El descubrimiento de Newen Antug podría mostrar que fue un seguimiento más generalizado entre ambos géneros”.
Otro de los elementos relevantes fue que la mujer, de entre 17 y 25 años, tenía una ofrenda funeraria de cerámica característica del período de la cerámica tardía. Esto constituye también el registro más antiguo en Argentina de cerámica de la tradición Bicroma Rojo sobre Blanco y de su uso como elemento funerario, ampliando el repertorio de características compartidas entre las dos vertientes de la Cordillera de los Andes durante los períodos alfareros, tanto rituales como materiales.
Además de la niña en la canoa, se registraron otros dos cuerpos humanos que son más recientes, aproximadamente del siglo XV que no fueron enterrados en canoas. Las evidencias de estos dos esqueletos muestran traumatismos y poseen sus extremidades amputadas.
“Esta investigación fue posible gracias a la colaboración de la Comunidad Mapuche Curruhuinca que prestaron consentimiento para realizar las tareas requeridas” expresó Lanata. “Esperamos que este descubrimiento potencie las investigaciones de los antepasados del pueblo mapuche y su cultura” concluyó Lanata.