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Lucas Garibaldi fue nombrado Académico de Número en la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

El investigador del CONICET obtuvo este reconocimiento por su compromiso con la sustentabilidad, la justicia ambiental y el desarrollo científico al servicio del bien común.


Lucas Alejandro Garibaldi, investigador principal del CONICET, actual director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, CONICET-UNRN) y profesor en la Universidad Nacional de Río Negro, fue nombrado Académico de Número en la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Sus contribuciones fueron sustanciales para esta incorporación, a lo largo de su carrera ha trabajado en la intersección entre la producción de alimentos, la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano, promoviendo la agroecología como un enfoque transformador. Garibaldi participó en más de 200 publicaciones científicas, colabora con organismos internacionales como IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas) y FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), y dirige proyectos en América Latina y otras regiones. Uno de los aportes que considera más significativo fue la co-coordinación de la Evaluación de Cambio Transformador de IPBES, que plantea cómo reorientar los sistemas socioecológicos hacia futuros más sostenibles y equitativos.

Sobre este reconocimiento, el científico expresa: “Ser nombrado Académico de Número es un honor y una gran responsabilidad. Implica un reconocimiento al trabajo científico sostenido en el tiempo, pero también un compromiso activo con el presente y el futuro de la ciencia ambiental en Argentina”. Y agrega: “Es un espacio desde donde puedo contribuir con una mirada integradora, basada en la evidencia y orientada al bien común, para incidir en políticas públicas, fortalecer la educación ambiental y promover la sostenibilidad”.

En ese sentido, Garibaldi destaca que su mirada científica puede aportar una perspectiva plural, integradora y propositiva, basada en el trabajo interdisciplinario y en el diálogo de saberes. Mirando hacia el futuro plantea: “En un contexto global marcado por crisis socioambientales, es necesario que las ciencias ambientales contribuyan con propuestas concretas para una transición justa. Me interesa también impulsar la formación de nuevas generaciones de investigadores comprometidos con el futuro del planeta, y que la Academia sea un espacio abierto, dinámico y con impacto real”.

En cuanto a las prioridades en materia de investigación científica vinculado a lo ambiental, el investigador opina que es prioritario comprender cómo transformar los sistemas económicos y de gobernanza para que estén al servicio de las personas y la naturaleza, y también que “es clave profundizar en soluciones basadas en la naturaleza, incorporar el conocimiento local e indígena, y diseñar políticas públicas que promuevan la equidad intergeneracional”. Para concluir reflexiona: “La ciencia debe acompañar estos procesos de transformación social, no sólo describiendo problemas, sino co-creando soluciones junto a los actores sociales”.

 

 Por Área de Comunicación CONICET Patagonia Norte e IRNAD (CONICET-UNRN).